por Sergio Pulgar
Comúnmente conocido como Breda, el Ba 65 formó parte de una partida de aeronaves adquiridas en Europa en 1937, por la comisión liderada por el Comandante en Jefe Diego ARACENA, avalados por el exhaustivo y convincente informe que entregase uno de los oficiales pilotos encargados de la evaluación del modelo en la fábrica en Italia, el entonces Teniente 1° Enrique Flores Álvarez. Junto al Teniente 1° Ingeniero Raúl Alamos Barros, arribaron en Septiembre de 1937 para efectuar la evaluación técnica, vuelos de prueba en la fábrica Breda en Milán y una visita operativa a la aviación nacionalista española que en ese momento los empleaba en la Guerra Civil. También debían efectuar similar misión con los NARDI, incluidos en la compra efectuada, tema que se tratará en el Dossier del mencionado entrenador.
El tema del informe cobra especial relevancia al efectuar esta breve reseña, por cuanto, como es de conocimiento general, las aeronaves italianas fueron objeto de muchas críticas debido a su deficiente estado de operatividad, acentuado por el hecho de haberse perdido gran parte de ellas en accidentes, algunos por causas técnicas y otras por errores de comando. Separando ambos tópicos es interesante destacar que el Breda en su momento representó un gran avance tecnológico al incorporar diversos sistemas de construcción y el empleo masivo de metal para su recubrimiento a excepción de los planos de control.
Dotados, los Ba 65 chilenos, de un motor Piaggio PXI-C 40, radial de 14 cilindros en doble estrella el cual entregaba una potencia de 900 HP y alcanzaba los 1.000 HP con el sistema del Piu Cento, que consistía en una especie de afterburner, que podía ser usado en caso de emergencia o a gran altitud (se accionaba automáticamente a 15.000 - 5.000 metros - pies mediante un sistema de control altimétrico), pero sólo por pocos segundos, en forma intermitente a baja altitud, caso contrario se corría el riesgo de fundir el motor y como consecuencia incendiarse el avión. Como consecuencia de no cumplir con la restricción, el propio Piloto de Pruebas italiano Nicola Magaldi fundió el motor del Breda FACH 1, debiendo aterrizar de emergencia en un campo de La Cisterna, al norte de la Base Aérea El Bosque.
Continuando con el aspecto tecnológico, el sistema de control provisto por un moderno Panel de Instrumentos, evidenciaba el grado de avance que alcanzaba en ese momento la industria aeronáutica italiana, pero, sin antecedentes al respecto, cabe preguntarse cuál fue el motivo que indujo a diseñar el cuadrante de mando del motor, con el acelerador operando en sentido contrario de lo que se estilaba hasta entonces; acelerar hacia adelante y desacelerar hacia atrás, bueno, el hecho es que en los Breda 65 era al revés, otra eventual razón de sus accidentes.
Poderosamente armado con cuatro ametralladoras (2 de 12.7 mm y 2 de 7.7 mm) montadas en el interior de alas y una torreta con una ametralladora de 7,7 mm., comandada hidráulicamente y montada en la sección central del fuselaje superior, detrás de la cabina, la cual era desmontable y la sección cubierta con una tapa carenado que se atornillaba a la estructura, además podía llevar bombas en un compartimiento ubicado en el centro plano del ala. En Chile se utilizaron muy poco tiempo, siendo desmontadas en su totalidad.
El primer chileno en volar el Ba 65 fue el Teniente 1° Enrique Flores A. en Agosto de 1938, describiendo el evento, expresa: ...ayer 21, a las 6:30 de la tarde efectué mi primer «vuelo solo» en el Breda 65, sin novedad. He repetido el vuelo y continuaré todos los días hasta familiarizarme completamente con el avión. Mi impresión sobre el comportamiento del Breda en el aire es magnífica. Creo que podrá organizarse una Unidad de primer orden, pero debe hacerse una minuciosa selección del personal...
Las 20 aeronaves, 17 Ba 65 monoplazas (monoposto) y 3 Ba 65 bis biplazas (biposto) arribaron a Chile en Diciembre de 1938 siendo asignados al Grupo N° 4 de Ataque e Instrucción Avanzada en la histórica Base Aérea de El Bosque.
Lamentablemente el Breda 65 hizo su historia en la FACH por los accidentes, así el Subteniente Fernando Traub cayó el 13 de Septiembre de 1939 mientras iniciaba un vuelo de práctica para la Parada Militar en el FACH 17 y el Subteniente Ramón Ortíz en el Breda FACH 11 el 3 de Noviembre de 1939, ambos fallecieron como consecuencia de los accidentes. El 31 de Octubre del mismo año el Teniente 1° Hernán López Angulo salva providencialmente, cuando volando el Breda FACH 5 sufre una falla del motor comenzando a incendiarse, ante ello el Piloto maniobra la aeronave y aterriza de emergencia en un potrero al norte de Los Cerrillos; con algunas heridas, abandona el avión, éste termina incendiándose resultando destruido en un 95% (informe FACH) por lo que obviamente es dado de baja del inventario, finalmente el Breda FACH 8 resulta con daños de consideración cuando el piloto efectúa un aterrizaje de emergencia con el tren semidesplegado.
Dadas las circunstancias, en Noviembre de 1939, los 15 sobrevivientes se dejan fuera de vuelo, aunque se conservan hasta 1941 cuando son retirados del servicio activo,. La entrada de Italia en la guerra y la consecuente falta de abastecimiento de repuestos sella el destino de los Breda 65 chilenos.
Cuando los estadounidenses inician su intervención en la FACH, evaluaron el avión, entregando un favorable informe al respecto, que se resumía en que era la deficiente instrucción la responsable de los accidentes y no la calidad técnica de los aviones, excepto en los casos específicos de falla como el FACH 5, inclusive proponían que se efectuase una instrucción previa en el Texan, para posteriormente iniciar el curso en el avión italiano. Asertivo o conveniente informe, toda vez que la instrucción la estaban dando ellos a partir de 1940, por lo que se supone debía ser óptima.
Alberto Fernández D. en su libro «Presencia Europea en la Historia Aeronáutica de Chile», al respecto aduce que las tripulaciones asignadas al entrenamiento en Breda estaban acostumbradas a la lentitud de los anteriores aviones del Grupo N° 4, a saber Junkers y Dornier, concluyendo que: « ... y al igual que la generalidad de los aviadores chilenos, habían sido formados en la vieja escuela del biplano de tela. Por ello, al recibir este moderno material de vuelo carecían del concepto táctico para el cual habían sido concebidos debiendo lamentar una serie de dolorosos accidentes que pusieron en duda la calidad de estos aviones y la honorabilidad de quienes los habían escogido»
Alberto Fernández D. en su libro «Presencia Europea en la Historia Aeronáutica de Chile», al respecto aduce que las tripulaciones asignadas al entrenamiento en Breda estaban acostumbradas a la lentitud de los anteriores aviones del Grupo N° 4, a saber Junkers y Dornier, concluyendo que: « ... y al igual que la generalidad de los aviadores chilenos, habían sido formados en la vieja escuela del biplano de tela. Por ello, al recibir este moderno material de vuelo carecían del concepto táctico para el cual habían sido concebidos debiendo lamentar una serie de dolorosos accidentes que pusieron en duda la calidad de estos aviones y la honorabilidad de quienes los habían escogido»
El caso es que finalmente se resolvió darlos definitivamente de baja en 1945 y salvo una torreta que se preserva en el Museo Nacional Aeronáutico de Los Cerrillos, sólo quedó su triste historia en la memoria de los aviadores. Como dato final se consigna que en un Festival Deportivo del Club Aéreo de Santiago de 1945, el Museo Aeronáutico presentó la estructura completa de un Breda monoposto, con motor y sin piel, desconociéndose el paradero actual..., existe una foto...